miércoles, 24 de agosto de 2011

Una historia, se acabó.



Una chica sonriente que va hacia un lugar conocido, desconocido para los demás. Un chico que la espera en un banco, con unas palabras en el bolsillo y el labio inferior mordido. El encuentro de los dos. Pasan horas y se van. El chico deja ese rastro de culpabilidad en aquel lugar, la chica no sabe donde se encuentra. Un helado de chocolate entre las manos, la mirada perdida hacia una tele desenchufada, libros de amor sobre la mesa y unas cartas quemadas en la basura, el rímel tiñendo de negro sus mejillas y en sus frágiles manos la hoja de una cuchilla que acabará con su vida.

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