sábado, 17 de septiembre de 2011


Ella estaba tirada en el suelo, en aquel rincón de su habitación que siempre le transmitía tranquilidad; pero esa vez era diferente. En vez de paz le hacía sentirse angustiada y sola. El sol entraba por su ventana, pero a pesar de ello estaba sumida en la oscuridad. El viento soplaba en su contra, sus lágrimas la iban desmaquillando y su móvil no dejaba de sonar. Leyó una y otra vez todos los mensajes que le encantaban y pensó en cómo pudo ser tan ingenua y creérselo todo. Los borró, estaba a punto de borrar también su número, pero entonces se dio cuenta de las pastillas que había tomado unas horas antes, dejó el móvil temblorosa, miró por última vez aquel lugar y cayó al suelo en soledad.

1 comentario: